lunes, 26 de enero de 2015

Nicolas y su abuelo

Un buen día nuestro pequeño protagonista va con su abuelo a comer un pequeño aperitivo, ya que su madre estaba fuera de casa.
- sobre todo Nicolás acuerda te de que no puedes decirle nada a tu Madre, no vaya a ser que se enfade y nos castigue a los dos. A mi por dejarte tomar gambas antes de comer, y a mi por hacerlo sin pedir autorización.
- yayo, tranquiliza te que por mi no se va a enterar.
- buenos días Don Nicolás, buenos días Nico. ¿Que deseáis tomar?
- pon nos unas gambas de esas que tienes, unas croquetas y unas bravas.
- de acuerdo, ¿ y de beber?
- pon me un vermú y a él una cola.
Estuvieron media hora en el bar tomando tranquilamente el aperitivo, y cuando subieron a casa se encontraron a la madre en el centro del salón con el delantal puesto y un cazo en la mano.
- ¿donde habéis estado?
- nos hemos ido a dar una vuelta querida.
- enseña me las manos.
Nico tuvo que salir de detrás de su abuelo y enseñarle las manos sin tiempo a lavarme las manos, y nada más enseñárselas vio que tenía unas manchas de algo, y la faena que tienen las gambas es que te queda olor en las manos. Y le cantaba el aliento a salsa.
- pues ahora por haberme intentado colar que os habéis ido a tomar un aperitivo. Así que ahora como castigo tu de momento no vas a tomar el primer plato y solo tomaras un filete.
- querida a sido culpa mía y el no tiene por que pagar los platos rotos
- papa, así aprenderá a no hacer las cosas sin preguntar.
Así que a pesar de los intentos de su abuelo no consiguió tomar el primer plato, lo que a él no le supuso un gran esfuerzo, ya que había pasado un buen rato con su abuelo y eso era lo que más le importaba.

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