Jaimito estaba en casa jugando con una pieza de lego a metérsela en la boca chuparla; cuando su madre entró en el salón se asustó y se la trago sin querer. Su madre cuando comprendió lo que pasaba se puso muy nerviosa y después de dos horas y de ver que el pequeño no lo echaba lo llevo a urgencias.
Para Jaimito la visita a urgencias fue un auténtico pelmazo; nada más llegar ya se empezó a aburrir y le dolía la tripa, y una y otra vez entre llanto le preguntaba a su madre que cuanto más tenían que estar allí, que se quería ir a casa con su papá; a lo que su madre le contestaba siempre con paciencia y cariño intentando consolarle:
"Tenemos que esperar aquí hasta que te vea el médico y expulses la pieza que te has tragado".
Pero a Jaimito no le gustaba esa idea; el quería irse a casa en ese momento. Al final de tanto que se puso pesado su madre le dio una zurra y las horas siguientes estuvo calladito y tranquilo.
Después de casi seis horas de espera les tocó el turno; el doctor pidió que le hicieran una placa a Jaimito para ver dónde tenía la pieza y de que tamaño era, durante la placa Jaimito aprovechando que no estaba su madre no paraba de moverse, por lo que la tuvieron que repetir. Cuando por fin volvieron a la salita con el médico; este le dijo a la madre de Jaimito que era del tamaño justo para que le costase un poco expulsarla, pero que le iban a poner un enema a ver si así lo conseguían. Como ya era tarde y estaba cansado Jaimito decidieron subirlo a una cama y esperar a la mañana siguiente a ver si así la expulsaba de forma natural.
Jaimito aquella noche durmió a trompicones; cada vez que se movía le dolía la tripa, la madre tampoco pudo dormir, pero ella ni siquiera a trompicones; estuvo toda la noche despierta al lado de la cama de su hijo.
A la mañana siguiente temprano el doctor entró en la habitación con un enema para colocarse lo al pobre Jaimito. Cuando lo hicieron empezó a llorar de dolor y el doctor le pedía que aguantase hasta que ya no pudiese más. Después de cinco minutos forcejeando con Jaimito su madre se dio cuenta de que o lo sentaba o se lo haría encima, así que lo sentó en el váter y nada más sentarlo salió la pieza con todo lo demás.
Con este relatillo he querido reflejar todas las cosas que las madres hacen por sus hijos; en este caso, estar en urgencias con la larga espera que conlleva; y para reflejar que por todo lo que nos pasa a nosotros, si nosotros estamos nerviosos, ellas están el doble o el triple que nosotros.
Por todo esto y mucho más, ¡¡gracias!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario