jueves, 25 de julio de 2019

SIOUX 19

—  Papa. ¿Podemos hablar? — preguntó Alfredo,

cambiándose de su silla de ruedas al sofá,

sentándose al lado de su padre.

— Si claro; ¿Qué es lo que te preocupa? —

pregunto su padre, dejando en la mesa el libro

que estaba leyendo.

— Ya sabes que me han cogido como monitor

en el club; para el campamento de este verano.

Pero hay una cosa que no me deja de dar

vueltas en la cabeza y es eso...— señalando su

silla de ruedas — Tengo miedo; de que eso me

haga retrasar a todo el mundo para adaptarlo a

mi ritmo, para no quedarme yo atrás.

Su padre se lo quedo mirando muy serio y le dijo

con tono muy serio y remarcando mucho sus

palabras:

— Alfredo. Desde que eres pequeño no ha

habido nada; que te haya parado a la hora de

hacer algo con el club. Y ahora que ya eres más

mayor, más de lo mismo y con más razón, han

puesto mucha confianza en tí, y por eso te han

invitado a ser monitor en este campamento. Y tú

tienes que responder dando el cien por cien de

tí. Cómo llevas dando durante todo el curso en

todo. Y lo de la silla, tienes que dejar de usar de

parapeto para todo aquello que te da miedo o

piensas que no vas a poder. Ah, eso sí; te

tendrás que adelantar a todos los movimientos

de los demás para que eso que te da miedo no

se de.

Un par de días después; Alfredo se marchó

como monitor una semana. Desde el primer

momento; siguió el consejo que su padre le

había dado y dio el cien por cien. E hizo sin

miedo todo aunque siempre; sin perder de vista

que va en silla de ruedas.

Pero en vez de acongojarse por la silla. Decidió

poner el corazón y todo su cariño en todo y en

todas las cosas del campamento. Y se dió

cuenta de que podía hacer mucho más de lo que

él se pensaba que podía hacer.

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