8/03//2014 0:40
Yo soy un tío, al cual la policía le había detenido esta vez por haberle pillado con las manos en la masa, mientras atracaba una gran joyería. Pero las otras dos veces que me detuvieron fue, porque me escape de la primera prisión en la que me metieron, al juez no le hizo ninguna gracia, y cuando me volvieron a pillar, me mando a la segunda prisión mas segura, al este del país; pero como de esta también había conseguido fugarme, ahora habían decidido que no se la iban a jugar, y me mandaron a la más segura. pero no hay cárcel que pueda con los sobornos a los guardias mal pagados, y con las promesas a compañeros de que si me ayudaban a salir yo les ayudaría desde fuera a escapar. pero vayamos paso por paso, primero llegue a la prisión dentro de un furgón blindado que solo se abre por fuera, pero me dio tiempo en el trayecto hasta dentro de la prisión de darme cuenta de cuanto media, y de cuantos guardias estábamos hablando.
Como todo gran golpe, uno no lo puede asestar de sopetón y sin la preparación adecuada; para lo cual hay que ser paciente, aún que he de reconoceros que la paciencia no es una virtud que tenga especialmente.
Al final, al igual que las otras prisiones necesite un tiempo, para aprenderme los turnos de cambio de guardias y para hacerme con el material que iba a necesitar en la huida.
Al final decidí que durante el día iba a ser un suicidio intentar huir, así que por la noche, cuando se apagaron las luces de la prisión, y los guardias se retiraron a su cuartucho; lo primero que hice fue ir a la sala donde guardan las armas para en caso de revueltas importantes, que las solían solucionar a punta de rifle. Salí al patio exterior, y me encontré con que el foco estaba aun activado, así que espere hasta que uno de mis cómplices en la huida lo apago durante unos momentos, lo que a mi me dio tiempo de cruzar el patio, y ponerme en el único lado del muro, en el cual no se habían proyectado la luz de los focos. La parte mas fácil entre comillas, del plan ya estaba hecho. Ahora solo me quedaba escalar el muro de piedra, para lo que uno de los guardias corruptos de la prisión me había dado un garfio con una gran cuerda, y a cambio, solo tuve que agenciarme con un paquete de tabaco de los que circulaban por la prisión, que era una forma mucho más barata de conseguir tabaco, sin pagar las altisimas tasas que tiene el tabaco.
bueno, a lo que estamos, que sino me enrollo, nos habíamos quedado en que yo estaba en la pared del muro pensando como lanzarlo.
Al final, después de pegarme con el garfio en la cabeza quince veces por lo menos, conseguí que el garfio se agarrase al otro lado, y comencé a subir por la pared, iba avanzando despacito, no fuese a haber alguno en el patio vigilando, con el que yo no contase, y me pillaran.
Después de media hora, llegue a la cumbre de la pared, me agarre y le di la vuelta a la cuerda para empezar a descender, y antes de lo que yo pensaba ya era libre de nuevo, y esta vez no me iba a pillar nadie.
Ahora soy un hombre que se ha ocultado en una aldea, donde los habitantes son gente simpática y que no dirá nada, el único en el que tendría que desconfiar es en el sheriff, pero el tío no se ha fijado nunca en los retratos robot que tiene detrás de su mesa, sino hace ya tiempo que yo hubiese vuelto a la cárcel. ¡OJO! que no estoy diciendo que robar este bien, pero yo creo que las penas deberían de revisarse y pensar en que casos las personas tienen necesidad y no pueden, y de ahí que roben...bueno, ahora que lo pienso, solo es otra excusa de las baratas que te da un tío que se ha pasado toda su vida robando.
no se quien será el destinatario de este mensaje; pero realmente espero, que al leer esta carta que he escrito saque alguna idea de toda la historia, y quien sabe, igual algún día nos encontramos por la calle, y podemos tener una charla sobre esta carta, y los muchos fallos que el que la lea pueda ver en ella.
hasta entonces; atentamente:
Señor C.
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